Este blog ha sido creado para la asignatura Web Social del máster de Bibliotecas y Servicios de Información Digital de la UCIIIM

jueves, 14 de abril de 2011

Reflexiones en torno a la L3

A raíz de las cuatro características clave de la web 2.0 que menciona la autora del artículo y que hacen referencia al usuario como solicitante y productor de información, a la descripción de los contenidos de manera diferente a la tradicional (con la aparición del XML y las folksonomías) y a la visión de la web social como infraestructura tecnológica del Mundo 2.0 con el usuario como eje en torno al que deberían girar todos los servicios, creo que nos correspondería reflexionar en torno a la manera en que las bibliotecas (en mi caso universitarias) están presentes en la vida de los usuarios y cómo éstas son vistas por ellos.

Tal y como apunta Allard hay que considerar dos conceptos básicos: la diferencia generacional (nativos tecnológicos vs inmigrantes tecnológicos) y la presencia de las redes que cada vez inciden más en el entorno del trabajo y del aprendizaje. Existe una gran conexión entre las generaciones más jóvenes, las comunicaciones móviles y las redes sociales (de las que son usuarios avezados)

Centrándonos en las características y necesidades de este grupo de usuarios, que se correspondería, de entrada, con los denominados nativos digitales, sabemos que generalmente hace uso de sus propias herramientas de socialización mucho antes de llegar a la Universidad (Facebook, Gmail, Flickr, etc.) Por lo tanto, ¿es necesario ofrecer productos propios 2.0 a los estudiantes desde la biblioteca o deberíamos intentar adaptarnos a alguna de las redes o instrumentos que ya utilizan? Cada vez disponemos de un abanico más amplio de puntos desde los que se puede acceder a Internet: ordenadores de sobremesa, portátiles, netbooks, teléfonos móviles, sistemas de navegación, etc. y del mismo modo, cada vez se utilizan más servicios compartidos en red a nivel de la nube.

Quizá deberíamos empezar a plantearnos el ofrecer sitios web a semejanza de las tendencias del momento y de la evolución de Internet hacia un contenido sindicable y creado de manera dinámica a partir de tecnología como RSS o XML. No hay que olvidar que el usuario va a elegir siempre el canal de comunicación que más le convenga. Entre ellos se conectan y comparten mediante las redes sociales y ellos mismos devienen recursos en la red convirtiéndose en conectores para otros. Por otra parte, este espacio compartido desdibuja las fronteras entre el aprendizaje y el ocio, luego el lugar de estudio tradicional pierde fuerza frente a nuevas demandas como espacios más informales de trabajo e incluso ante instalaciones para sincronizar con la nube, para compartir medios de comunicación, para acceder a equipamiento especializado, así como para conseguir el préstamo de portátiles y otro tipo de accesorios que permiten la interacción con la web 2.0, a la vez que se les garantiza asesoramiento (ALFIN y Alfabetización digital)

La biblioteca no debe esperar a que el usuario 2.0 se dirija hacia ella, sino que ha ser ésta la que se preocupe por averiguar qué es lo que está captando su atención en las redes sociales y de qué modo puede estar presente en ellas en beneficio de sus usuarios.

Un buen ejemplo de adaptación de la información a las nuevas terminales o puntos de acceso: NCSU Libraries Mobile de la biblioteca de la North Carolina State University



2 comentarios:

  1. Sussana, como preguntas... respondo. Preguntas ¿es necesario ofrecer productos propios 2.0 a los estudiantes desde la biblioteca o deberíamos intentar adaptarnos a alguna de las redes o instrumentos que ya utilizan?
    Para mí no tiene sentido ofrecer productos propios si no están conectados a los canales que utilizan los usuarios. Creo que las bibliotecas deberían utilizar los mismos canales que utilizan sus usuarios. Ojo, eso no quiere decir, que no tengamos productos propios, justo los que nos permitan garantizar la confidencialidad y la privacidad de los datos de nuestros usuarios.
    Los nativos digitales ni se plantean que son herramientas 2.0, para el ocio o para el trabajo, nacieron con ellas, están ahí, las utilizan. Si hay algo que les supone más esfuerzo se preguntan... ¿y para qué el esfuerzo con lo fácil que es hacerlo con Google Scholar? ¿Merece la pena invertir tiempo en aprender a usar una base de datos compleja, la diferencia en los resultados es tan grande? Como no se lo demuestres clarísimamente, olvídate.
    Antes de que podamos lograr atraerlos a nuestros sitios, hay que lograr llegar hasta ellos.
    ¿El aprendizaje y el ocio? Pues ha cambiado como de la noche al día. Fíjate, para hacer este máster no tienes ni que venir a clase. Para hacer esta asignatura, ni siquiera examen. ¿Y estás aprendiendo algo? No, no respondas ahora, por favor :-) Espero que sí. ¿Habías intercambiado ideas antes con un profesor como alumna tanto como lo haces ahora? Al menos yo no. ¿Y el ocio? Pero si podemos ver a donde vamos a cenar en google maps, además leer la crítica y si me apuras hasta la carta y las recomendaciones que hacen los demás... No, ya nada es ni será lo que era. Cambiemos o...

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  2. Mughas gracias por comentar, Tony.
    Totalmente de acuerdo con tu aportación, a la que añadiría que las bibliotecas deberán esforzarse por adaptar sus servicios a las nuevas demandas 2.0 ¿Deberíamos construir perfiles y otro tipo de infaestucturas que nos permitieran la personalización y/o socialización de nuestros recursos? ¿O tratar de imaginar servicios especializados a partir de las herramientas de la web social? ¿Podríamos intentar extraer conclusiones sobre las necesidades de nuestros usuarios a partir de la información depositada en sus perfiles desde las redes sociales? Supongo que habrá que trabajar duro para poder obtener respuestas satisfactorias, de carácter tanto técnico como organizativo, a todas estas cuestiones.

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